Ad portas de comenzar el verano, estos pacientes no pueden relajarse con sus hábitos alimenticos y deben aumentar la ingesta de líquidos. Las altas temperaturas pueden traer consecuencias peligrosas en el control de sus enfermedades.
Comenzaron las altas temperaturas y si bien muchas personas las disfrutan, se pueden convertir en un dolor de cabeza para aquellos pacientes que padecen enfermedades metabólicas. Por eso, durante los meses de verano, es vital que mantengan los cuidados necesarios, especialmente con su alimentación.
En Chile existe una alta prevalencia de enfermedades metabólicas como la diabetes, la resistencia a la insulina, hipertensión arterial, dislipidemias (o alteraciones de los niveles de grasas en la sangre), obesidad y sobrepeso, siendo causales importantes de morbi-mortalidad. “En este sentido, la dieta y el consumo frecuente de agua son fundamentales para evitar cualquier tipo de descompensación o deshidratación que, en el caso de estos pacientes, puede ser muy dañina”, comenta Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
“Al estar más tiempo al aire libre, con mayor número de actividades –sobre todo cuando comiencen las vacaciones- muchas personas tienden a relajarse con los horarios, la alimentación o sus tratamientos, generando una espiral dañina para su salud. Gran parte de estas enfermedades requiere de dietas muy especiales, por lo que la alimentación en ellos es clave para mantener controladas sus patologías. Estas no se pueden perder en esta época, no salen de vacaciones”, recalca la farmacéutica.
La tasa mundial de personas con diabetes es de un 8,5%, pero en Chile ésta aumenta a un 12% según la última Encuesta Nacional de Salud. Esta misma señala que casi un 30% de la población sufre niveles de colesterol elevados, y poco más del 26% de hipertensión, aunque su prevalencia supera el 50% en población con bajo nivel de escolaridad. Por su parte, las cifras de obesidad se han disparado alcanzando a un 74% de los adultos (con sobrepeso u obesidad), situando al país dentro de los 10 con mayor índice de esta enfermedad en la OCDE. Considerando estas cifras, claramente esta es una temática a considerar por estos pacientes y sus familias.
“Por eso, es fundamental enfocarnos en los hábitos saludables y su mantención, sobre todo cuando las temperaturas aumentan. El agua, por ejemplo, participa en las reacciones metabólicas y catabólicas del organismo, por lo que la deshidratación en estos casos puede ser muy peligrosa. Por lo mismo, los especialistas recomiendan aumentar la ingesta de agua y mantener tres comidas diarias, con dos colaciones durante el día”, aumentar el número de comidas durante esta época, pero en raciones más pequeñas”, recalca Molina.
Asimismo, es importante la actividad física para estos pacientes “ya que, por ejemplo, disminuye la resistencia a la insulina, junto con los niveles de glucosa y grasas”, advierte la farmacéutica. En estos casos, las organizaciones internacionales recomiendan practicar 150 minutos a la semana de algún tipo de ejercicio (trotar, caminar, andar en bicicleta o nadar, entre otras), aunque se debe comenzar a adquirir el hábito de forma paulatina y conforme a las necesidades de cada paciente. Recuerde siempre protegerse del sol, usando protector solar y ropa adecuada, cuando realice actividades al aire libre.
El llamado es siempre mantener las dietas recomendadas por los médicos tratantes y consultar con ellos los ajustes necesarios para enfrentar una época donde las altas temperaturas pueden provocar reacciones adversas en el organismo o el tratamiento farmacológico. “En el caso de los pacientes con este tipo de patologías, los controles recurrentes con los especialistas son gravitantes, sobre todo, cuando hay cambios de condiciones externas que pueden alterar el control de éstas”, finaliza Molina.